El 19 de mayo, Netflix estrenaba la segunda temporada (y algo me dice que la última también) de "Insiders", su primer reality en España. Dos meses después del estreno, me decidí a verla ya casi habiendo olvidado las frías sensaciones que me dejó aquella primera parte. Y sí, ya sabíamos que en "Insiders" todo puede pasar... pero ir a peor... era complicado.
CRÍTICA
Volvemos a ver una Najwa Nimri vestida de anuncio de detergente futurista para mostrarnos algo que nada tiene que ver con el ambiente que crean. Los colores estilo neon si molan y le dan ambiente al concurso, no tanto el casting de esta nueva temporada que reúne a concursantes cortados por el mismo patrón que la primera en un reality que confirma ser de segunda. Ni los ganchos de la anterior etapa consiguen levantar un programa que parece navegar a la deriva sin escaleta ni guión hasta hundirse en el fracaso más absoluto.
A pesar del atractivo antes de verlo, es la muestra de que la belleza real, está en el interior y, ya os lo digo yo: "Insiders" es feo de cojones. Mi sensación es de pérdida de tiempo, de risas imaginando el cuadro de equipo técnico que habrá detrás de esto y hasta de indignación por el timo que resulta en sí, todo el conjunto.
MECANIQUÉ?
¡Desastrosa! La mecánica es lamentable y una prueba impecable de que quieren tomar el pelo a su audiencia de igual modo que lo hacen con los concursantes.
El concurso no tiene bases en las que sostenerse y, por ello, se tambalea en un batiburrillo que marea más que Telecinco con su programación. Lo mismo expulsan a concursantes por chorradas inventadas como que vuelven a rescatarlos para seguir concursando sin quedar muy claro cual es el propósito del juego. Incluso se atreven a dar la vuelta a la tortilla y presumir de sus fallos como si ya estuviesen premeditados para estudiar a los jugadores. Lleno de pruebas absurdas, infantiles... y situaciones ridículas e improvisadas que no aportan más que vergüenza ajena. Es irrisorio el sistema e hilarante todo el descontrol en general que rodea a "Insiders". Es como currarse en hacer un plató moderno, tener una idea de escándalo pero haber estudiado poco los posibles escenarios y acontecimientos para seguir hilando el juego. Nadie parece llevar las riendas del programa porque NADIE las lleva y de ahí, el penoso resultado.
FIASCO
Una verdadera lástima que una de las ideas más originales para reinventar un formato maltratado por el morbo y la burda manipulación en nuestro país, se vea en este embrollo tan deprimente que no aprovecha ni da juego por ningún lado. Era la oportunidad perfecta para realzar un lado muy muy interesante de este tipo de programas y, no sólo no han aprovechado la primera tanda de capítulos sino que, la segunda edición, lo empeoran todo. Esto último quizás por estar grabado de forma ininterrumpida y no dar lugar a corregir errores (que trabajo tendrían si se ponen a ello). La única tensión que vas a encontrar aquí, está en la tela del vestuario de la presentadora.
Me da la impresión de que se ha invertido una pérdida de tiempo y un trabajo que queda totalmente deslucido. Y más allá de eso, lo peor es que se ha despilfarrado un dineral en semejante bodrio que olvidarás al día siguiente y que ha tenido la misma repercusión que cualquier estudio científico para los votantes de VOX: ¡Ninguna!.
¿Es "Insiders" el peor reality de la historia?
Yo digo, SÍ.
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