Siendo de estos grandes viajes que nacen de una pequeña locura instantánea, en cuanto vi dos días libres y seguidos en el calendario del trabajo me lancé a algún plan para seguir explorando rincones nuevos. Madrid fue una opción pero el avión salía caro, lo mismo pasaba con Lisboa, Mallorca y ya París ni os cuento. El medio de transporte más barato era mi coche y como nunca había pisado Francia, busqué algo interesante y me topé, casi sin pensarlo demasiado, con un viajazo en toda regla y una experiencia muy positiva que comparto con vosotros por si también sois igual de pobres pero exploradores que yo.
Una sola noche y dos días por delante para conocer tres ciudades galas. Más de 700 kilómetros recorridos para descubrirlas y un millón de ganas para llevarme una buena impresión de otro de nuestros países vecinos.
Saliendo de Barcelona temprano, poco antes de las 9h, y con el depósito del coche prácticamente lleno iniciamos el viaje sin parar hasta llegar a Puigçerdà, el último pueblo español que encontramos al borde de la frontera con Francia. Al poquito de comenzar la ruta me di cuenta de la época tan maravillosa que había elegido para viajar pues el paisaje otoñal nos regaló vistas preciosas por todo el camino, especialmente mas al norte, rondando los Pirineos. Antes de salir, en el GPS marqué el Parc Schierbeck como lugar de destino para agilizar el trayecto. Sólo teníamos ese día entero para ver Toulouse, donde haríamos noche, por lo que cuanto antes llegásemos, más veríamos de ella. En menos de dos horas estábamos en el rincón más maravilloso y turístico de Puigçerdà, un precioso lago con patos y cisnes rodeado de árboles y caminos para dar un agradable y, en nuestro caso, fresco paseo por la mañana. Apenas rodeamos el lago e hicimos algunas fotos aprovechando las tonalidades de los árboles para continuar el trayecto, descubriendo mientras salíamos de él, lo rodeado de naturaleza que se encontraba y lo que se tendría que disfrutar paseando por los alrededores de tener mas tiempo para hacerlo. Pero sólo tuvimos tiempo de visitar ese popular parque y valió la pena el alto en el camino justo ahí.
Cuando quisimos darnos cuenta, ya estábamos atravesando pueblos franceses sin ver ninguna señalización que nos indicase el cambio de país. Paramos a tomar un café en el primer bar que encontramos sin tener que desviarnos de la carretera. Y proseguimos, sin parar, hasta uno de las ciudades mas visitadas de Francia donde ya teníamos reserva en un hotel del centro. ¡Toulose nos esperaba!
NOTA: En la fecha de realización de este viaje (31 de octubre y 1 de noviembre de 2021) tanto para entrar en el país como para acceder al hotel o a numerosos restaurantes y monumentos franceses, se nos exigía el pasaporte COVID-19 de forma obligatoria.
Toulousse es la tercera ciudad más turística de Francia, una urbe con mucha vida juvenil debido a la demanda Universitaria y una oportunidad única para conocer el puro estilo francés a un golpe de piedra de nuestro país. Era 31 de octubre y justo habían cambiado el horario la noche anterior por lo que jugábamos con una hora menos de sol para apurar las vistas a plena luz del día. Para llegar y seguir agilizando la trayectoria y exprimir los minutos al máximo, puse directamente en el GPS el primer punto que iba a visitar; primer destino de una ruta ya premeditada y estudiada de casa conforme a los horarios de visitas de los diferentes lugares y el cálculo de tiempo o interés turístico para conocerlos. Ir al hotel de primeras nos quitaría mucho tiempo por lo que necesitábamos empezar cuanto antes a ver cosas. Desde el primer instante, Toulouse no dejó de sorprenderme.
CATEDRAL DE SAINT-ÉTIENNE
(Entrada gratuita)
Empezamos por aquí, por la Catedral de Toulouse porque era de las primeras cosas que cerraban al público. Hay un parking justo al lado donde dejamos el coche menos de una hora. Tiempo más que suficiente para hacer fotos en la plaza y visitar el edificio por dentro. Os dejo algunas fotos.
PARQUE JAPONÉS
(Entrada gratuita)
La segunda parada estuvo dedicada a un famoso parque de la ciudad. También hay un parking subterráneo y público justo al lado donde dejamos el coche. Sobre el parque, es tan chiquito como increíble, sobretodo por los colores que la época otoñal nos seguía mostrando en los numerosos árboles, plantas y jardines que pisábamos. Dudo mucho que exista otro momento del año mejor para visitar este sitio que cualquier día de otoño. Y para muestra, un botón.
CANAL DE BRIENNE
Muy cerca del parque, la parada era obligada para ver uno de los atractivos más característicos de la ciudad, sus canales. Y el de Brienne fue ideal para bajarse unos minutos a conocerlo y retratarlo.
(Entrada de pago parcial)
Aparcamos en el mismo centro y decidimos ya ir caminando a varios sitios que estaban cerca el uno del otro. El convento de los Jacobinos cerraba pronto y fue lo primero que no quisimos dejar escapar. Puedes entrar gratis a la iglesia, una inmensa sala llena de colorido gracias a la iluminación y los vitrales. En cambio, para entrar al claustro y algunas salas con exposiciones hay que pagar 4€, un precio insignificante que merece la pena sólo por el pequeño patio con un jardín central y estas vistas de la torre que veis en las fotos.
EL CAPITOLIO
(Entrada gratuita)
Aquí no tuvimos tanta suerte al ver la fachada en plena reforma y con un andamio gigante tapando el edificio pero llegamos a tiempo para verlo por dentro antes del cierre. Salas, exposiciones y numerosas ilustraciones es lo que puedes disfrutar en el interior. Fuera, una enorme plaza que, inevitablemente, me recordó a la Plaza Mayor de Madrid entre otras también similares.
PASEO POR RUE SAINT ROME
Al salir del capitolio, andando hasta el puerto de la Dorada para ver el atardecer, cogimos la ruta por la popular Rue Saint Rome, una calle comercial encantadora que se sitúa al lado de la plaza. Leí que era una de las cosas que deberías hacer en Toulouse y, aunque estaba casi todo cerrado, pudimos tachar algo más de la lista.
ATARDECER EN EL PUERTO DE LA DORADA
Todo lo que las nubes nos dejaban ver de la hora mágica de la tarde, lo pudimos disfrutar mientras (con nuestro termo y café caliente en mano) veíamos el atardecer con una panorámica de la ciudad entre el Pont Neuf y el Pont Saint-Pierre de Toulouse sentados a orillas del río Garonne. Una postal exquisita en la que solo faltó la vista de su famosa noria en la otra orilla. Por causas que desconocemos, la atracción no estaba montada pero las vistas y la paz eran lo suficientemente buenas como para gozar el momento hasta que iluminaron los puentes y monumentos de la otra orilla.
De ahí ya nos dirigimos al coche y por fin al hotel, situado en un lugar privilegiado y muy cerca del centro histórico. Justo pisar la habitación y, fuera, comenzó a llover. Una merecida ducha y una cena nos esperaban como colofón al día tan completo que llevábamos. Sin mojarnos más que de rodilla para abajo, paseamos por el centro hasta encontrar un agradable restaurante frente al Capitolio. Y de ahí, a descansar mientras media ciudad se iba de fiesta de Halloween.
JARDIN PIERRE GOUDOULI
Ya a la mañana siguiente, lo más cercano al hotel era pasear por una bonita rotonda con un jardín en el interior y su respectiva fuente, sombra y carroussel correspondiente. Con un croissant en mano... ¿Hay algo más francés que eso? xD
Última e improvisada parada por el otro canal que baña la ciudad. Antes de salir de esta, y a pesar de tener el tiempo muy justo, la foto era obligada con estas vistas delante. Se trata del Canal du Midi o Canal del Mediodía. Actualmente se trata del canal navegable más antiguo de Europa y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y como otra curiosidad, os digo que forma, junto con el Canal lateral del Garona, el llamado Canal de los dos Mares pues este se encarga de unir el Mar Mediterráneo con el Océano Atlántico. A sus orillas encontraras numerosos barcos anclados que son restaurantes idílicos para una merienda o una copa y en según que tramos, hay caminos a ambos lados para dar un paseo inolvidable y puentes pequeños pero con mucho encanto para retratar en el álbum de tu viaje por aquí.
Y de aquí, directos a Carcassonne!
Segunda ciudad francesa apuntada en la lista y, ya de camino a Barcelona, no podía ser otra que Carcassonne cuya ciudad medieval, hacia donde nosotros nos dirigíamos, también está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
A una hora en coche de Toulouse, Carcassonne nos recibía a las 13h. con una panorámica increíble de las murallas que rodean su espectacular ciudad medieval. Una vez dentro, es como un pequeño pueblo con sus estrechas y numerosas calles, pequeñas plazas e innumerables comercios locales. Pero hay una parte importante de la fortaleza que es de pago y con la que puedes acceder a todo el perímetro de la muralla a pie con sus numerosas salas y habitaciones. Nosotros cogimos la entrada por internet días antes de iniciar el viaje. A través de esta web puedes asegurarte la entrada, que tiene aforo limitado, aunque tienes que fijar un horario para la visita y cuadrar con el itinerario que lleves. Aún así, no vimos exceso de gente a la hora de entrar por lo que seguramente puedes conseguirla en el mismo Carcassonne sin problemas. La entrada cuesta 9,50€ y merece muchísimo la pena el paseo. Al terminar la ruta, comimos en un restaurante del interior de la muralla y tras un breve paseo por el cementerio que se encuentra junto al castillo, proseguimos el viaje despidiéndonos de un lugar maravilloso al que, ojalá, volvamos algún día.
Y ya a mitad de camino entre Carcassonne y Barcelona, se situaba Perpignan que tampoco fue mal destino para echar un café algo caro y demasiado cargado para finalizar un viaje tan corto como intenso e inolvidable y despedirnos de tierras galas hasta la próxima. Ya atardecía cuando entrábamos en la ciudad y la influencia catalana era visible desde el primer minuto. Decidí adentrarme en la ciudad hasta ver un punto en el que pudiésemos conocer algo interesante a la vez que echar un café caliente en una tarde que empezaba a ponerse fría. Aparcamos en el centro, parking gratis en la calle los fines de semana y festivos, y tras tomar el ansiado café y la necesaria parada en baños, pudimos pasear cerca de una hora por la zona donde vimos el Tribunal de Justicia, el canal Basse, Le Castillet, la Catedral, la particular Oficina de Turismo y el Pont Magenta. No fue poco para el tiempo que estuvimos. Aparcar en el centro tiene sus ventajas.
Y vuelta a casa en un camino de dos horas sin parar. Pisamos Barcelona sobre las 21h.
Combustible coche: 50€
Hotel en Toulouse (1 noche/2 personas): 89€
Parkings (tanto los de las ciudades como el de la noche junto al hotel): 35€
Entradas a monumentos: Convento 4€/persona + Carcassonne 9,50€/persona = 13,50€/persona
Comidas/Cenas/Cafés (2 personas): 100€
Peajes: 40€
TOTAL: 170 €/persona
En definitiva fue un viaje cargado de ilusión por ser la primera vez que visitaba Francia y bastante bien planeado desde el comienzo para, en tan poco tiempo, exprimirlo todo al máximo. Una nueva experiencia increíble que ojalá y os anime a explorar algún otro rincón del mundo a vosotros, sea galo o no.
Para cualquier duda o pregunta, podéis hacerlo por aquí o en cualquiera de mis redes sociales.
¡Gracias por leer!
Haz click en la foto para ver el álbum.
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