Aún hay quien cree que debemos rodearnos de cientos de amigos como si todos nos fuesen realmente necesarios en el futuro. Como si con siete, ocho o incluso menos de los dedos de una mano no fueran más que suficientes para caminar juntos. Nos establecen como objetivo primordial en la vida el encontrar un puesto fijo en una empresa respetable y tras estudiar una carrera de no sé cuantos años, todo perfectamente planeado para llegar a ser alguien en la vida. Seguimos sin entender que ningún empleo es para siempre y que un trabajo no nos debe “atar” o sentenciar a una vida llena de mierdas, de jefes cabrones o de cosas que no nos llenan. Nos enseñan que comprar una casa propia para formar una familia es como si fuese una obligación o que el encontrar al amor de tu vida es una ley a cumplir por todos nosotros como si el hecho de no querer compartir tu vida con alguien fuese todo un despropósito.
Buscamos estabilidad en las cosas pero nada es estable en la vida. La vida no es segura y es así porque el destino es incierto. Es así por que nadie sabe que va a suceder mañana.
¿Por qué no dejamos de empeñarnos en construir el mundo perfecto que nos han grabado a fuego desde pequeños?. Un mundo ideal sólo es una canción de “Aladdin” y no existe fuera de las películas Disney. La perfección es ambigua: Lo perfecto para ti, puede ser imperfecto para el vecino del quinto. Luchemos por lo nuestro. Rompamos las reglas. Que nadie nos imponga un estilo de vida para hacernos sentir alguien. Valoremos nosotros mismos qué queremos en nuestro día a día, cuales son los lastres que nos sobrarán mañana, qué necesitamos realmente para ser feliz y quienes queremos ser en un futuro cercano, porque quizás no tenemos tiempo para pensar a largo plazo.
Construyamos nuestra vida (im)perfecta, y no la que nos han enseñado que lo es.
- Con los colores que nos de la gana
- Con las inseguridades que podemos pulir
- Con el cemento mejor armado que conozcamos
- Con los muros mas fuertes y resistentes preparados para lo que pueda venir
- Con las debilidades que podamos reparar
- Con las (im)perfecciones que nos definan
Creedme… El resto, da igual.
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