jueves, 14 de septiembre de 2017

(Reflexión) "1, 2, 3... ¡ACCIÓN!"



Y si algo me ha enseñado el cine es a vivir mi vida como si de una película se tratase.

Porque nosotros dirigimos lo que hacemos, decidimos que caminos escoger en cada instante y valoramos si debemos retroceder o no al equivocarnos. Sólo yo muevo los hilos de mi día a día… sólo tu debes hacerlo en tu propio argumento.
Y no hay película mas completa que la que toca todos los géneros, como la nuestra…

La vida es como una película porque el casting corre de nuestra cuenta. Todos tenemos la cualidad de elegir a los protagonistas de nuestra historia, el poder para seleccionar a los secundarios y, por supuesto, también a los que quedan fuera del reparto en algún momento concreto, justo cuando te das cuenta que son innecesarios. Porque en tu vida, tu pones tu propia banda sonora a momentos inolvidables, y lo haces como ni Spielberg sabría hacerlo. Porque el guión a veces será una obra maestra y en ocasiones un jodido desastre, pero lo escribes tú, solo tú con la única colaboración del destino.

Pero hay algo que no sabemos de nuestra película… la duración. Y por eso no es mala idea hacer el desarrollo lo mas agradable posible para todos los actores de tu función. Justo por eso, no está de mas vivir feliz para que cuando llegue el momento en que las luces se apaguen, el final de nuestra película sea perfecto y exista gente que pueda aplaudir nuestra historia.

¡Que empiece el espectáculo!

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